14 Oct Guardián de la obscuridad
Hola, soy Alberto Pérez y quiero compartir con ustedes mi historia, que parte de la inexperiencia que puede tener un chavo a los 18 años de edad, cuando todo se toma como un juego… Mi familia y yo habíamos estado pasando por problemas económicos muy fuertes, incluso mi padre estaba a punto de perder el trabajo. De casualidad conocí a unos chavos que rendían tributos al Diablo, su “animal”, como ellos le llamaban. Ellos hacían rituales y sacrificios de animales a cambio de sus demandas. Los rituales se llevaban a cabo en un parque al sur de la ciudad de México, donde se reunían todos a las 3:00 am, con las muñecas sangrando y unidos uno con el otro en forma de 6. Cada uno le pedía un deseo, y el demonio concedía solo dos; a quien se lo concediera, este tenía que pagarle el favor ya sea matando a un animal...